el perrito

Estábamos en Zahara de los Atunes el día 5 de septiembre en la playa inmensa, luminosa, arena fina, el agua azul, transparente. En esos momentos sí que sentía tranquilidad, paz. Disfrutar del aire, sol, tierra y agua. Todos los elementos. Había gente pero no demasiada, las dunas por detrás.

Fuimos a comer a uno de los chiringuitos al lado de la playa, estaba en un pequeño montículo. Pedimos pescaíto frito y estaba bueno. Y a buen precio. Estábamos discutiendo por tonterías, pero discutiendo, era lo único que rompía todo ese entorno tan agradable.

En un momento dado fuimos al baño Cecilia y yo y ella vio una niña con un perrito, cachorro. Le dije 'vete a verlo'. Pero cuando salió, la niña se había metido en otro de los chiringuitos y no pudo verlo más al cachorrito.

Nos fuimos a la playa después de comer.

Por la tarde Lucía me dijo que tenía que ir al baño, le dije, 'vete al mar'. Y me contestó 'no, tengo que ir a un baño'. Así que fuimos hacia el sitio donde habíamos comido, estaba cerrado. Entramos en el chiringuito de enfrente. Yo sin ganas de tomar nada, me dijo Lucía 'compramos una botella de agua'. Buena idea.

Y allí estaba la niña con su cachorrito. Estaba dormido. Le pregunté al dueño y me dijo que si quería que lo cogiera. Le dije que no que estaba dormido. El hombre, bastante amable, estuvo hablando conmigo de la tormenta tan grande del día 1 y 2 de septiembre. Que la veían venir por el mar y pensaron que venía fuerte.

Cuando llegamos a la playa se lo dije a Cecilia, que habíamos visto al perrito, pero que era perrita. Que si quería verla podíamos ir. Allí fuimos y estuvimos un rato sentados en la terraza tomando una cerveza. Lucía y Cecilia encantadas con la perrita de manchas blancas y negras y con la otra niña, Ana. El dueño en un momento dado, les dijo que tenía otro perrito, que si querían lo podía traer al día siguiente para verlo, porque ellos vivían en Barbate.

Yo solo dije que al día siguiente no porque íbamos a Sanlúcar, pero que en dos días lo trajera.