miércoles, 29 de diciembre de 2010

'Los del barrio'

Hoy he recordado a mis amigos, cuando era niña, del barrio. Me he acordado porque conozco una amiga Julia de un sitio de internet y de repente me ha llegado a la memoria mi amiga Juli y su hermana Ana. Vivían en el portal de al lado de mi casa. Nos bajábamos a la calle a jugar, por la tarde, con la merienda en la mano. Un bocadillo de salchichón o chorizo o chocolate. Jugar y con el trozo de pan en la mano, lo recuerdo perfectamente, no se podía perder un momento. De vez en cuando le dabas un bocado al bocadillo, pero duraba bastante ahí.



La frase 'me bajo a la calle'. Me asomaba desde la terraza de casa de mis padres, un séptimo piso, y cuando veía a alguna de mis amigas había que darse prisa. Estaban también Amparo y su hermano Paco. De mi portal Javi y Jorge. Y Angel, hermano de Ana y Juli. Estos cuando les conocí eran 5 hermanos, y cuando se fueron del barrio eran 8, se cambiaron de casa porque ya no había espacio. También Rubén y Mariana, pero estos estaban poco. Tenían un nivel más alto, me parece. Y Juan Pablo, es el único con el que el contacto no se ha perdido. Este tenía más nivel, tenía una chica que le cuidaba, y en verano alquilaban casa en la sierra y se iban de vacaciones todo el verano. Su padre era funcionario, de los de antes, de los que te imponían mucho respeto. También tenía una sobrina y un sobrino (de nuestra edad) que vivían primero en Chile y luego en Roma, venían de vacaciones.

Y mi hermano. El era de los más lanzados y claro de los que le pasaba todo. Un hombro dislocado, un cristal roto que le cayó en el pie y solo le rebanó un trocito de carne. Se subió en un cierre de tijera y se dejó otro trocito de carne de un dedo. Si había pelea se lanzaba, se quitaba las gafas y dispuesto a lo que fuera. Sólo una vez, me suena, se echó para atrás. Era una panda de la calle de más abajo que venían varios y le rompieron un huevo en la cabeza y no dijo nada. Al final toda esa panda han acabado muertos por drogas o en la cárcel o en psiquiátricos.

Pero lo que recuerdo con cariño eran los juegos. Era una panda de chicos y chicas de distintas edades, jugábamos al rescate, al escondite, a dola, a churro media manga manga entera, a las chapas, las canicas. Fueron horas y horas de jugar en la calle. Si tenías ganas de hacer pis, entre dos coches y con las amigas que te tapaban. No se podía perder tiempo en subir a casa, o el peligro de si subías y ya no te dejaban bajar.

Luego llegó el ir haciéndose mayores, y los juegos ya eran menos. Empezó a venir otra gente y se iban cambiando las personas. Ana y Juli se fueron de allí y creo que se empezó a terminar aquello.

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