miércoles, 28 de septiembre de 2011

Viaje a Cádiz

Fuimos buscando la luz, el sol, el agua. Hacía 20 años que no iba por Cádiz. Estaba bien ver los cambios en ese tiempo, ver si la memoria aguanta y es capaz de recordar.

Hace 20 años fui en tienda de campaña, estuvimos en Conil y después en Caños de Meca, y para terminar la última noche en Zahara de los Atunes.

Ahora estábamos en un aparthotel en Chiclana. Fuimos a sitios de entonces y otros nuevos. Medina-Sidonia, Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz. Conil de la frontera, Barbate, Zahara de los Atunes.

Me sorprendió Sanlúcar de Barrameda, pensaba que encontraría la playa inmensa de las carreras de caballos. Con arena blanca y aguas cristalinas. Sin embargo la arena tiene muchas piedrecitas y el agua es turbia por ser la desembocadura del Guadalquivir. Enfrente el parque de Doñana con arena blanquísima. Nos bañamos en este agua, nos echábamos la arena y el barro por encima. A Lucía le gustaba, a Cecilia no.

Un día fuimos a Zahara de los Atunes. Ahí sí estaba la arena fina y blanca, el agua cristalina. El atardecer muy bonito, se pone el sol sobre el mar y el cielo toma tonos rojizos.

Los sitios para comer muy bien. En Sanlúcar pedimos unas gambas fritas y cuando estábamos pelándolas nos dijo el dueño del bar Paquito que ellos se las comen enteras. Y sí que están buenas. Ortiguillas de mar, pregunté qué eran y me dijo en Conil una chica que tienen sabor a mar. Las probamos y tienen un sabor y textura curiosos.

En ese bar Paquito me acordaba de la película Tapas de José Corbacho. El dueño del bar con la mujer en la cocina y dándole cosas para que preparara las raciones y comidas. Luego salió la mujer y se quejaba de que el marido no quería ir a ningún sitio de vacaciones.

En la playa de Chiclana probamos un pollo asado muy bueno. Ese día habíamos llegado y nos cayó una tormenta tremenda por toda la ruta de la Plata, luego allí nos decía el camarero que en sus 36 años no había visto una tormenta parecida. Siguió lloviendo esos dos primeros días, yo pensaba que allí en Cádiz donde no llueve casi nunca. En otro sitio nos comentaban que veían como se acercaba por el mar la tormenta y la veían que venía tremenda.

En el pueblo de Chiclana estuvimos en una taberna con nombre de torero y también tenían unas tapas muy buenas.

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